sábado, 20 de agosto de 2011

BERLÍN DÍA 9: REGRESO A CASA

Amaneció como los días anteriores: lloviendo.



Fuimos a desayunar a la panadería de los días anteriores y cogimos desayuno y algo para comer en el aeropuerto: 2 cafés con leche, 2 bollos dulces, un refresco y dos bocatas salados por 8€.

Desayunamos y cogimos el bus para el aeropuerto cerca de Alexanderplatz.
Hicimos escala en Frankfurt y como teníamos 4 horas de enlace, fuimos a merendar-cenar a un italiano que hay fuera del aeropuerto, justo enfrente. Es un sitio que conocí gracias a un amigo (ese Borja) en otro de mis viajes. Comimos 2 platos de pasta, una ensalada, una coca cola de medio litro y 2 helados por 24€. El sitio te da confianza cuando ves a mucha gente que trabaja en el aeropuerto comiendo allí. Y si comes eso dentro del aeropuerto, te cuesta el doble.

Con el estómago lleno, llegamos al aeropuerto de Bilbao, deseando que lleguen las próximas vacaciones.

viernes, 19 de agosto de 2011

BERLÍN DÍA 8: MÁS LLUVIA

El día amaneció igual que todo el día anterior: lloviendo. Así que desayunamos en la panadería de Alexanderplatz:



Y sacamos el pase del día de metro, tren y bus. Fuimos a Treptower park;















































































































































































































































































































Luego fuimos a comer a un mejicano cercano a Alexanderplatz, en el cruce de las calles Roch y Dircksen: Dolores. Siempre veíamos mucha gente, así que había que probarlo. Eliges el plato principal, los ingredientes, las salsas y si deseas acompañamientos. El sitio era curioso y, como siempre, estaba repleto de gente. 1 quesadilla, 1 burrito (más bien, "burrazo"), una ración pequeña de nachos y una cerveza de 0,5L por poco más de 10€. Y quedamos llenos.



Y seguimos de turisteo:




















































Como seguía lloviendo, optamos por irnos de cañas a la zona del dia anterior. Se nos hizo tarde, así que cenamos en un Kebab de Alexanderplatz. Ensalada de falafel, raciones de pizza y una cerveza de 0,5L por unos 10€.







jueves, 18 de agosto de 2011

BERLÍN DÍA 7: LLUVIA

El día amanecía lloviendo. No tenía buena pinta. Fuimos a desayunar a la panadería de Alexanderplatz: 2 cafés con leche y dos piezas de bollería por 6€.



Como no paraba de llover decidimos sacar el billete de transporte de 24 horas e ir en tren y metro a todos los sitios, ya que con el tiempo que hacía, no se podía pasear. Nuestro primer objetivo fue ir a la puerta de Branderburgo, ya que nos habían avisado que pasaría por allí Marijaia:



Luego paseamos por Friedrichstrasse y nos metimos en un centro comercial para resguardarnos un rato de la lluvia. Nos acercamos a la zona de Tachelles y nos dio la hora de comer. Para ello, fuimos a un buffet libre asiático que costaba 9€ cercano a Tachelles. Estaba lleno de gente joven. Relación calidad-precio: muy bien. El problema el de siempre: en un buffet libre acabas comiendo más de lo que debes.

Luego fuimos a la estación central de trenes:











Luego fuimos al museo de ciencias. Como llegamos a las 17:15 y cerraban a las 18:00, pudimos echar un vistazo rápido sin pagar. Había muchos niños, por lo que parece una visita recomendable si vas con niños.






















Como era viernes, optamos por ir de cañas (mejor dicho, de pintas) a una zona que habíamos visto en días anteriores: en la calle Oranienstrasse, cerca de la plaza Oranienplatz (metro Kottbusser Tor). Y cenamos 2 shāwarmā (döner kebab, pero en árabe) y un botellín de agua por 6€.

miércoles, 17 de agosto de 2011

BERLÍN DíA 6: SACHSENHAUSEN

Para ir a Oranienburg, donde se encuentra el campo de concentación de Sachsenhausen, hay que coger el tren S1. Para ello fuimos en metro a Postdamer Platz, donde desayunamos, en una panadería que había según sales del metro, 2 cafés con leche, 1 bocata vegetal y 1 dulce por 7€.



Hay gente que dice que ver este campo de concentración es muy duro. Lo que sí que recomiendo es no visitarlo si recientemente has visitado el campo de concentración de Auschwitz. Yo lo visité el año pasado y lo único que me venía a la mente era: "Esto es más suave que Auschwitz". Así que si Sachsenhausen te parece duro, no vayas a Auschwitz.

El viaje en tren tarda cerca de una hora. El tren acaba en Oranienburg, con lo cual no hay problema de pasarse de parada. Al salir de la estación, se encuentra perfectamente señalizado dónde se encuentra el campo de concentración. Andando son unos 20 minutos, aunque también hay autobús.
La entrada es gratuita. La audioguía, existente en varios idiomas, cuesta 3€. A mí la audioguía se me hizo muy pesada.






























































































































































Tras finalizar la visita (un par de horas, ya que estuvo lloviendo todo el rato) volvimos hacia el pueblo buscando donde comer. Acabamos en un Kebab que había cerca de la estación. Era un local enorme y muy limpio (algo no muy habitual por aquí). Además tenía muchas cosas para elegir y con muy buena pinta. Elegimos 2 ensaladas, un plato de rollitos de queso y una cerveza de 0,5L: todo por menos de 10€.



Había tanta bici que me recordaba a Amsterdam:



Y cenamos en un restaurante típico alemán cerca de Hackeschen market 2 platos de salchichas, albóndigas y dos cervezas de medio litro elaboradas en el propio restaurante por 30€.


martes, 16 de agosto de 2011

BERLÍN DÍA 5: DE MUSEOS

Nos ponemos dirección al museo de los videojuegos y para ello cogemos la calle Karl Marx (si se quiere ir en metro, hay que bajarse en la parada Weberwiese).







Tras andar una media hora, llegamos a nuestra destino y desayunamos enfrente del museo. 2 cafés con leche, 1 palmera y otro dulce bastante empalagoso por 6€.



La entrada del museo del videojuego cuesta 8€, pero realmente merece la pena (al menos, para mí):










































































































































PainStation: juego tipo pong en el que cuando un jugador pierde, recibe calor, descargas eléctricas o latigazos. En la partida que vi, los jugadores acabaron con la mano morada y sangrando.






























Anuncio del museo del videojuego en una estación de metro:



Nos dirigimos a Kürfürstendamm, una zoma muy comercial:






























Comimos en un puesto que había en la calle 2 currywurst, medio kilo de ensalada de patata y una cerveza de 0,5l por 10 €:



Fuimos al museo erótico y nos defraudó bastante (4€ cada entrada). Luego seguimos paseando y encontramos los grandes almacenes Kadewe, algo similar al Corte Inglés. Fuimos a la sexta planta y no tengo palabras para describirlo. Cada zona se dedicaba a un producto determinado (pescado, carne, patata, chocolate, etc.) donde podías elegirlo, y si necesitaba ser cocinado, te lo cocinaban en el momento y lo comías. Había comida de todo tipo. Merece la pena verlo. El resto, una tienda cara.
Volvimos al hotel y subimos a la terraza a contemplar el anochecer. Te cobran 3€ y fue horrible: había una red alrededor de la mimiterraza que no dejaba ver casi nada. Un montón de gente en primera fila que no te dejaba acercarte ni a sacar una foto. Hicimos unas fotos y salimos corriendo de allí:









Fuimos a cenar al White trash. Lo primero que sorprende es que cobran 3€ por persona por entrar. Luego sorprende la decoración (hay que verla) y luego la carta. Tuvimos suerte, ya que nos pusieron cerca de donde se iba celebrar el espectáculo. Pedimos un par de hamburguesas con patatas fritas y una de ellas con ensalada y la otra con sopa de pescado. La carne de la hamburguesa es muy buena y la sopa estaba también muy buena. Nos tomamos 5 cervezas y el precio fue 39€. Y no pudimos comer todo. Pero lo divertido empezó mientras esperábamos a la cena: repartían unas hojas a cada persona en la que venían nombre de grupos de música. Ponían música y si el grupo que tocaba lo tenías, lo tachabas. Hasta cantar bingo, que implicaba coseguir diferentes premios: dinero en bebida, comida, etc. Durante el bingo, la gente que realizaba el sorteo hacía chistes en inglés: muy divertido. Al ir al servicio comprobé que el sitio era enorme (habría unas 300 personas cenando un día entre semana). Merece la pena cenar en este sitio.